viernes, 10 de julio de 2009

A NERUDA Y BENEDETII

Unas semanas atrás me invitaron a evocar a Mario Benedetti, pero no soy capaz, no me sale si no cito a Pablo Neruda de quien si he bebido cada una de las palabras de su obra. Tal vez sea un error mezclar aquí lo que han significado estos dos colosos “de las letras” junto a otras tantas proezas de parentesco y semejanzas titánicas, siempre dirigidas hacia lo cotidiano, como intentando aliviar y mediar un sufrimiento eterno que nunca cesa de registrar entre los desheredados en el vasto cauce de la historia, como para quedarse en ellos mismos una parte.



Volver a descubrirte en un instante agridulce de lo que habré significado ha reconfortado un vacío que el exceso crea al abrazar con prisa lo más apegado y distante a mí.
Me has asaltado de tantas formas que no sé cómo defenderme de las fronteras que envuelven a una mujer. Humanista de convicción, mensajero al servicio y amparo de causas perdidas, descuidadas en los Andes, jamás dudó en anunciarlas como baluarte en sus visitas a los océanos y mares, predicador incansable. Hombre con defectos destapados en el pecho, poeta de virtud, capaz de pasear su cátedra por entre las multitudes, por entre los lugares más inhóspitos.
Las universidades y los parlamentos le provocaban fobia, junto a mineros y lavanderas se alzaba cómodo, se engrandecía, disfrutaba celebrando sus versos en las factorías, en las costas, en las fundiciones. Y afirmo que pocos han amado tanto a su patria, fue la esposa que más le dolió.
Neruda se confesó un poeta regional del pueblo de Chile, misión que aceptó por encima de todas las cosas, nada más pretendió. Éste tal vez asistió a su mayor error al negarse universal, esencia, substancia, extracto. ¿Qué, hija, hermano, amigo, enemigo, paraje, liquen, institución, gobierno, religión, cordillera o volcán de nuestro cosmos no quedó impreso en su canción? sin duda es otro de los grandes bardos que nos sigue iluminando.
Aun le adivino en el golpe de estado encubierto en Venezuela hace tres días, aun le adivino en la desnudez y el hambre de Asia, de África, de su misma América.


Ambos son hijos del mismo hemisferio, América Latina, mencionar a uno significa vestir al otro. Complementarios colman y circundan un átomo en el círculo que inició Walt Witman.


RAFAEL

¡Un Homenaje a la Poesía!