martes, 23 de marzo de 2010

Una Experiencia Digna De Ser Contada.

Por distintas razones hay historias que nos sesgan el alma, palabra a palabra andan cayendo desde fuera hacia dentro suaves y lentas a sabor dulzón y a caramelo como bombón en reloj de arena que nos regala con sus granos el tiempo, pero aunque busquemos otro estandarte no existe un equivalente más preciado en ningún universo.
Hoy nos abraza una de estas historias para que entendamos que por los caminos nos encontraremos con algo más que solo rosas.

Iñaki Rd.
Plataforma de autores noveles.
Os dejamos con Isaac Fernández de la Villa.

Adelante, pasen y acomódense.



MI EXPERIENCIA COMO ESCRITOR NOVEL.

Mi nombre es Isaac Fernández de la Villa, y en 2004 edité con Libros en red la obra: Peregrinos de la Nueva Era... Y a febrero del 2010 supuestamente sólo consiguieron vender 6 ejemplares, y digo supuestamente porque no sé si existe forma de saber cuántos han vendido realmente, que quizás la haya.


Podemos caer en considerar que Peregrinos de la Nueva Era se trata de un libro muy malo para que sólo se hayan vendido esa cantidad, pero no van por ahí los tiros, sino por la ingenuidad de un principiante que decidió editar, sin advertir primero, que sentir haber nacido con la capacidad para escribir, no significa que por ello se vaya a vender comercialmente lo que escribimos: Nuestros libros, se venderán más por la promoción y publicidad que tengan, que por el contenido de los mismos.

Ahora, 6 años después de haber publicado aquel libro, noto en él su escritura inmadura, propia del escritor novel que fui por entonces, aunque sigo considerando de gran interés su contenido, claro está, no para todo el mundo. Pero aunque piense reeditarlo en otro momento de mi vida, no escribo estas páginas para hablar de este libro, sino para dar a conocer mi experiencia con su edición: Como escritor novel gastando sus ahorros en publicar su primer libro. Para quienes pudieran estar pensando en hacer algo similar, sepan que la decepción se esconde a la vuelta de la esquina, y pueden atraparlos si no tienen claro donde se están metiendo.

La decepción a la que me refiero quizá no le afecte a quienes sin vocación de ser escritores, y felices con sus vidas y trabajos cotidianos, deciden publicar por publicar, como quien gasta su dinero y tiempo en irse de vacaciones, y que incluso lo pueden hacer porque disfrutan promocionando su libro entre sus amigos y familiares, o elevando su ego al recibir elogios, como si el asunto se pareciese más a crear un blog. Me dirijo más especialmente a quienes sienten de corazón que son capaces de escribir y dedicarse a ello profesionalmente, pero a la vez, pueden ser personas introvertidas que reconocen no haber nacido para ser promotores o agentes comerciales para vender sus propias obras; quienes estamos en este grupo somos los más propensos a sufrir las mayores decepciones ante cómo está planteado el mundo editorial actual.

En mi caso, reconozco que decidí publicar mi primer libro impulsado por la ingenuidad propia del escritor novel, la cual suele existir junto a ciertas emociones creadoras de ilusiones, que en mi caso, fueron empujadas con fuerza por considerar que estaba frente a una alternativa que intuí vocacional: Porque no me sentía feliz con la vida que llevaba, ni trabajando como lo hacía, ni veía en mi camino un futuro halagüeño si no cambiaba de actividad laboral.

Para publicar comencé intentando contactar con editoriales conocidas, para no tener éxito. Ya sabemos lo codicioso que se volvió el mundo editorial, incluso para acabar ciegos hacia el propio negocio que lideran, el ejemplo más claro: Que rechazasen cinco editoriales publicar los libros de Harry Potter, claro que esto fue cuando la escritora era novel, aún desconocida al no haberse producido la película.

Luego busqué la forma de editar por Internet, y entonces encontré varias opciones a donde me decidí por la más cara, porque incluía extras, como publicidad en Banners, la inclusión de un artículo en la revista electrónica de la propia editorial, la edición en varios formatos, inclusión en Amazón,... Creyendo que todo esto significaba que la editorial, al recibir más dinero, se estaba interesando en que se vendiese el libro. Pero no fue así, era sólo la ilusión aparente que me hice esperando que ellos, como ganarían su tajada por las ventas, se preocuparían para que estas se produjesen; pero era como esperar encontrar humanidad donde sólo existen negocios económicos con puro afán de lucro.

Como no nací para vendedor, y en cierta ocasión lo intenté vendiendo enciclopedias casa por casa, nunca le hice publicidad a mi libro. Ni siquiera para que lo comprasen mis familiares, pues para esa gracia, con los más de mil dólares que me gasté, incluidos 75 $ en unas correcciones ortográficas que dejaron mucho que desear, me hubiese ido a la fotocopiadora de la esquina y lo hago todo yo mismo, o convierto el libro a PDF o al formato que sea, para luego buscarme cómo venderlo por Internet sin gastar tanto, o se lo vendo a mis familiares si quieren comprármelo: Lo que sea me hubiera salido más barato y rentable que editarlo pagando por Internet como lo hice.

Con sólo haber incluido en la página principal de Libros en Red lo siguiente: “EDITAMOS A AUTORES QUE NOS PAGUEN SU EDICIÓN, Y SI ADEMÁS QUIEREN VENDER, TIENEN QUE PROMOVER SU OBRA ELLOS MISMOS”, hubiera sabido donde me metía y me hubiera evitado el engaño que sentí, que aunque legalmente puedan tener todo bien atado, todos sabemos que nos podemos sentir engañados de muchas formas. La verdad que fuese engaño o no, sí me llevé el desengaño, pues tarde caí en pensar: ¿Qué interés va a tener una editorial en promocionar a un escritor o una obra cuando ya cobraron por adelantado?... Si se vende el libro es ganancia extra para ellos, pero si no se vende, nada pierden, sólo el escritor lo hace... Algo parecido a cuando los gobiernos salen a rescatar a los bancos en la crisis económica, que cuando ellos ganan no vemos mejoría pero cuando pierden todos las sufrimos, porque el sistema que gobierna los negocios a nivel mundial, es el mismo que nos viene deshumanizando desde hace décadas.

Tras publicarse el libro, en el contrato se incluía el envío de veinte ejemplares en papel, dos llegaron rajados, quizás por el trasporte, quizás no. Esto ya no se sabrá, ni es algo que ahora vea con tanta importancia, como lo fué que el tiempo pasase sintiéndome cada vez más defraudado, porque el libro no se vendía. No sé si pasó un año o dos cuando dejé de prestarle atención a las ventas para olvidarme del asunto. Dejándolo como otro fracaso más en mi vida: La edición de este libro lo dejé como otra espina, la cual se unía a otras tantas que mi corazón ya cargaba.

También me despreocupé teniendo en cuenta que después de los tres años que duraba el contrato, sacarían el libro de la página de ventas, y asumiendo que perdería los pocos dólares que resultaban a mi favor de las escasas ventas, donde ya la editorial se había llevado las ganancias. Pero a 2010 entré a ver si existían aún mis regalías, y me sorprendió ver, que además de sólo haberse vendido 6 libros en 6 años, yo debía casi 30 dólares. Esto ya fue la gota que colma el vaso. Me estaban cobrando unas inscripciones, que en un principio pensé estaban incluidas en lo que ya pagué, pero pronto vi que me las cobraban a parte, (cosa que tendría que revisar en el contrato), y los cobros superaban los tres años.

Me dijeron que habían mandado mensajes anuales por si quería dejar de contar con este servicio llamado Ingram. Yo tenía otro correo y nunca leí aquellos mensajes, pero lo lógico debería ser que avisasen para aprobar seguir inscrito en el servicio y no al revés... Entonces vi lo bien estructurado que tienen el negocio, que hasta le pueden estar cobrando a los muertos, pues sin poder leer estos correos no cesarán de hacerlo. Con esto sentí de nuevo la real soledad del escritor ante el desinterés de las editoriales: ¿Nadie de la editorial se interesó humanamente en valorar la inconveniencia de una inscripción a un sitio que por sus frutos, claramente estaba resultando inútil?... ¿Nadie se dio cuenta que no contestaba sus correos?...

Finalmente me han anulado algunos de estos pagos. Pero no dejé de plantearles mi indignación:
“Algo falla cuando no sois capaces de vender más de 6 libros, por muy mala que pueda ser esta obra; seguro que hay de peores que la mía con muchas más ventas. Entonces pregúntense ya no legalmente, pues el mundo está lleno de leyes injustas basadas en la ganancia económica, sino moralmente y éticamente, si está bien pagado lo que pagué por el resultado obtenido.”
A esto no me contestaron. Sus respuestas fueron, primero me culpaban a mí por las escasas ventas del libro, por no haberlo promocionado, y luego, plantearme qué opciones tenía para hacerlo.

Así que esta es mi experiencia de editar donde nos cobran por adelantado por Internet. Ellos nunca van a perder, y nosotros tenemos que ser los promotores de nuestras obras.

Y de todo esto, aún sigo preguntándome algunas cosas: ¿Cual es la gracia entonces de pagar tanto?... Podía haber elegido otro tipo de edición más barata, o incluso gratuita, o mejor aún, no haber hecho ninguna y evitarme ver el desagradable resultado.


¿Qué futuro les espera a los escritores introvertidos, o a los que no tienen amigos o familia a quienes venderles sus libros?... ¿No tienen oportunidad de dar al mundo sus escritos porque no existe interés siguiera en leerlos y mucho menos en orientarles o apoyarles?... ¿Sólo para los que tienen dinero quedará la profesión de escritor?... ¿Llegará el día donde sólo existan libros escritos por los ricos, para sólo hablar de golf o cómo ganar más dinero?...

Por eso, sabed compañeros escritores noveles, que antes de editar, tened claro que es muy difícil encontrar la solidaridad editorial. Esa que valora al escritor por ser escritor antes que un producto comercial, y aún más difícil es encontrarla tras unas frías páginas de Internet, donde a modo impersonal las editoras ofrecen unos servicios sin mirar a los ojos de quienes los contratan.

Un saludo de Isaac Fernández de la Villa

¡Un Homenaje a la Poesía!